Carla Ramos, una mujer de 31 años de Monterrey, México, vio su vida cambiar por completo cuando, tras perder su empleo, se dio cuenta de que necesitaba encontrar una nueva forma de generar ingresos — sin salir de casa.
Con dos hijos pequeños y muchas cuentas por pagar, decidió apostar en lo que sabía hacer de corazón: postres caseros, pasteles y dulces que todos adoraban.
Sin experiencia en ventas, pero con mucho amor por la cocina, Carla comenzó con lo que tenía en su cocina: una batidora vieja, algunos ingredientes básicos y muchas ganas de salir adelante.
Poco a poco, fue descubriendo técnicas sencillas, recetas de bajo costo y formas inteligentes de vender por WhatsApp, Instagram y entre vecinos.
Hoy, después de cientos de pedidos entregados, Carla no solo ayuda en casa con sus ingresos, sino que también inspira a otras mujeres a descubrir que sí es posible vivir de lo que uno ama hacer.
Su historia demuestra que, con un poco de orientación, herramientas simples y mucha pasión, cualquier mujer puede convertir su talento en una fuente de ingreso real.